Mi primera desobediencia civil - Kitzia

Observo a Maria y Alejandro, con respeto por el valor que tienen pero también con mucho temor por las consequencias que existen en tomar una decisión tan fuerte para apoyar a avanzar la historia del lado de la liberación de nuestra gente.

Desde hace días vengo observando la transformación de Maria que conozco desde que era adolecente como una mujer muy humilde y de voz sencilla, desde que vi el video en donde habla con indignación de los reportes sobre nuestros derechos civiles (que mas bien son basura, como ella misma lo dijo). Su voz penetra hasta en mis huesos en el video y estoy anciosa a subirme al autobús con ella y con mi mama, otra guerrera que me ha ensenado tanto.

A Alejandro no lo conozco muy bien, me parece algo timido pero siempre muy sonriente y de buen animo. Hablamos poco antes de que se fuera a preparar para la acción. Me impresiona saber que Alejandro, viviendo en un pueblo tan pequeño como Knoxville Tennessee donde la comunidad esta unida pero no se le ve mucho a la hora de la acción, talvez aun con un poco de miedo por la desobediencia, este tan decido a enfrentarse al monstro de la policía y la migra; realmente al monstro que es el imperialismo estadounidense.

El tiene mucha mas valentía que yo, pienso, y una fe tremenda en su comunidad que se contagia. Decidi apuntarme como una de las personas que van liderando las consignas. Por un lado porque quiero activar mi voz, porque estoy muy enojada y espero que mis gritos cambien en algo el ambiente de odio racista que estoy reconociendoy resintiendo más y más a lo largo de este viaje. Tambien porque Maria es una de los cuatro que se apuntaron y va a ser arrestada y le tengo mucho amor.

Durante las practicas la voz de Alejandro, como la mia empiezan a tomar fuerza; hay muchas logísticas, y muchos roles, pero el suyo es simple: “Si el sheriff no quiere venir a nosotros, nosotros iremos al sheriff para mandarle un mensaje contra 287G.” La voz de Alejandro crece. Durante la rueda de prensa cuando cuenta su historia, antes de comenzar la acción me entero de que Alejandro esta en un proceso de deportación.

Observo mi corazón pararse por un momento, después caminando con mi megáfono en mano veo un temblor, no de mi voz pero de mis manos. Un zumbido de energía, y el calor apacionado y humedo del sur me empieza ha hacer sudar la espalda.  Los cuatro compañeros, dos aliadas y dos indocumentados ya están sentados.

Gritamos “Sin papeles, sin miedo” “No Somos ilegales, no somos criminales, Somos trabajadores internacionales.” Escucho la dignidad de nuestras voces, mi miendo sigue agitando mis manos, pero mi voz se mantiene firme. El sumbido de carros no para. Algunos quieren atropellar a los compañeros que bloquean la calle. Con el megáfono paso a cada esquina, dirigiendo mis consignas a los autos, esperando calmarles al mirarlos a los ojos. Veo solo rostros blancos en los conductores, uno específicamente, un camión remoledor suena una claxon muy alto. Mis gritos y el de los compañeros se ahogan en el ruido pero no nuestra dignidad. Me doy cuenta de que todas las roles tienen peligro, y que estoy con mi cuerpo y voz, junto con todos mis compañeros indocumentados, mi madre, otros madres y padres de familia, gays y lesbianas, todos juntos estamos lidiando una batalla por la vida con nuestros cuerpos y voces. Por fin dejo de temblar, veo la sonrisa de Andres y don Daniel tratando de parar al chofer de la remolcadora gigante. Estoy con un grupo no solo valiente pero audaz en su amor. Me da tanto gusto ser parte de el y me siento bendecida.

Finalmente la policía viene a levantar a Maria. Ella cuenta su historia mentras la esposan, no deja de tener la voz en alto y de gritar “el pueblo unido, jamas será vencido.” Por un momento estoy plasmada totalmente quieta pero aun en la calle. Dejo que su voz me guie, y grito en el megafono “El pueblo unido, jamas será vencido.” Ahora se llevan a maricela, a la compañera blanca, Fran Ansley. Finalmente vienen por Alejandro. Veo una sonrisa de victoria en su rostro. Mis ojos están secos pero se que estoy llorando felicidad por todo el cuerpo.

Finalmente nos plantamos en las cuatro esquinas, seguimos manifestándonos. Cuando llevan a los compañeros en la patrulla, me sale del corazón y todos los compañeros que están de mi lado de la esquina, Pancho, Juan, Rosy, Martin, Daniel, Andres me siguen “No no no nos moverán, no no no nos moverán, porque estamos bien organizados! No Nos moverán. Unidos en la lucha, no nos moverán, unidos en la lucha, no nos moverán, Porque estamos bien organizados, no nos moverán.” Por primera vez entiendo completamente el poder de ese canto.

Seguimos gritando y cantando por más de media hora en las cuatro esquinas. No puedo cree que he visto historia haciéndose en Knoxville con mis propios ojos. ¡Y que he sido parte de ella! Mi voz no es tan fuerte como Chela y Karla que también lideran consignas, pero mi espíritu siente una renovación de fuerzas. Es tiempo de seguir la lucha, con valentía, y con la justificación moral de nuestra opression y represión, pero aun mas con nuestra fuerza moral de saber que no nos quedaremos sentados mientras nos oprimen. Ahí que ser valientes para enfrentarse a un sistema racista tan destructivo y de tanto odio. Ahí que ser valientes para decir nuestra verdad mientras que el sistema nos llama por muchos nombres sucios y falsos, para reclamar nuestra dignidad y exponer al mostro y las atrocidades que nos hace vivir cada dia.

Hay cosas que la mente puede entender, tácticas, teorías, conocimiento. Pero el corazón y el cuerpo pueden hacer un trabajo magnifico en la batalla contra el mostro. Mi cuerpo y mi corazón se abrieron y se curaron del miedo al practicar la desobediencia civil y al observar una prueba tan irrefutable de la sabiduría del corazón. Un sacrificio de amor tiene efectos históricos en nuestro camino a la liberación. Gracias Alejandro, gracias Maria, Gracias Undocubus por ensenarme una lección tan grande. En el sacrificio de amor no hay espacio para el miedo.

alejandromariaFranmaricela

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